Esta es una receta muy sencilla cuyos ingredientes principales son amor y cariño a partes iguales. El éxito está asegurado!
Para los cocinillas, que me preguntasteis por los ingredientes, y para los que no tenían muy claro el otro día si incarle el diente o esperar un poco, por si empezaban a producirse bajas entre sus compañeros más intrépidos... ;) aquí tenéis la receta:
Seguramente muchos ya la conozcáis, es la del bizcocho de yogur, aunque yo la he adaptado un poco a mis gustos. También vosotros podéis hacer lo mismo y darle vuestro toque personal.
INGREDIENTES:
- 3 huevos medianos (a temperatura ambiente)
- harina (3 vasos de yogur)
- azúcar (2 vasos de yogur)
- aceite de oliva (1 vaso de yogur)
- 1 yogur natural
- levadura (1 sobre de cualquier marca)
- 1 mandarina (para la ralladura)
- esencia de vainilla
- 1 pizca de sal
Ponemos en un bol las yemas y reservamos en otro las claras para después.
Añadimos el azúcar y mezclamos bien (echo en este momento la ralladura de mandarina y unas gotitas de esencia de vainilla), e igualmente vamos haciendo con el resto de ingredientes en este orden: yogur, aceite, y finalmente la harina junto con la levadura (tamizándolas con un colador).
Para mezclar los ingredientes, si tenemos una batidora de varillas va fenomenal.
Llegados a este punto, montamos las claras a punto de nieve (añadiendo una pizquita de sal, salen mejor) y las juntamos con el resto de la mezcla, removiendo suavemente con una cuchara o lengua de gato, para que no se pierda el aire y queden esponjosas.
Repartimos la masa en los moldes de papel (aproximadamente un tercio de su volumen) y metemos en el horno precalentado a 200º (con ventilador si tiene, para que la temperatura sea más uniforme). Bajamos a 180º y dejamos hornear unos 15 minutos.
Para decorar:
En este caso preparé un glaseado, con una clara de huevo, azucar glas, un chorrito de zumo de mandarina y unas gotitas de esencia de vainilla. (Podemos hacer el azúcar glas en casa, a partir de azúcar normal, con un molinillo de café eléctrico; supongo que también se podrá con la batidora).
Simplemente hay que batir con unas varillas la clara con las gotitas de mandarina y la esencia de vainilla y cuando empiece a blanquear, vamos añadiendo el azúcar poco a poco y mezclando bien hasta obtener la textura deseada, que añadiremos a las magdalenas, previamente enfriadas.
Si habéis seguido todos los pasos, ahora llega lo mejor... Bon appetit!!!
Os mando la prueba de que antes del frenazo eran así de bonitas... ;)
